Puedo decir con orgulloso que este curso 2016-2017 no he faltado a ni una sola clase de mi zumba los jueves de 21 a 22 horas. Es una hora «mala», lo sé, «dificil», I know!, pero el que algo quiere, algo le cuesta y yo quería bailar a una hora en la que mi marido estuviera en casa y así poder desestresarme, hacer algo de ejercicio y por qué no, pasarmelo bien también.

Recuerdo perfectamente cómo el verano pasado vi un documental en el que la gente hablaba de cómo el bailar zumba le había cambiado la vida y a mí me pareció francamente exagerado. No entendía que podía tener una combinación de bailes latinos podía sacar a alguien de la depresión o ayudar a gente con problemas, pero lo cierto es que me picó el gusanillo y decidí apuntarme junto con mi vecina y ha sido la mejor decisión que he tomado este año porque gracias a eso, poco a poco me animé a hacer la dieta que me llevó a perder 15 kilos en cuatro meses, después me animé a hacer hipopresivos y así estoy en mi peso, contenta  y llena de energía para mis cuatro hijos.Yupiiiiii

Os aseguro que cada noche, antes de dormir al pecho a mi peque, me entraban todos los males y tentaciones posibles para no ir y cada jueves lo superé porque recordaba lo bien que me sentía después con la adrenalina fluyendo por mi cuerpo y eso me animaba. Y ahí iba yo con mis mallas, mis deportivas fucsia, lloviera o hiciera un calor insoportable a que mi profesora Alba nos alegrara a todas las noche con su gran sonrisa y complejos pasos a los que nos retaba cada semana.

Empezamos poniéndonos en la última fila pues eso del aerobic hacía mucho que no lo practicaba y hacer el ridículo es algo que nunca he llevado bien. Tampoco os voy a mentir y decir que he acabado en primera fila o en el estrado con la profe jeje, pero sí que es cierto que he ido ganando confianza y, aunque el primer semestre me sentía un tanto ridícula intentando bailar bachata, reggaeton o hip hop, al final me sentía más cómoda.

También hay que decir que el verme con menos peso influyó mucho porque me sentía más ágil, me dolía menos la espalda y no me cansaba tanto como los primeros meses.

Es un deporte que recomiendo a todas las mamis que quieran hacer cardio de una manera muy divertida porque como bien me decía mi amiga y coach nutricional, Lis Valera, si no haces algo que te encante, lo dejarás y así ha sido.

Perdonad la calidad de la foto, pero aquí me tenéis toda contenta tras mi clase. ¿Se nota la felicidad en mi rostro, eh?

Es verdad que mi suelo pélvico no está todo lo bien que debiera todavía, por lo que debería hacer siempre clase con un paraguas vaginal que frena los impactos, pero se me olvidaba casi siempre ( muy a pesar de mi fisio del suelo pélvico que me regañará al leer estas líneas). Quizás el curso que viene me apunte a flamenco u otra actividad con menos impacto, pero lo que sé es que este año he sido muy feliz bailando cada semana y redescubriendo a esa yo divertida que estaba tan escondida.

 

¿Os apuntáis a bailar zumba vosotras también?

María

3 Comments on Cómo el zumba me ha cambiado la vida

  1. Victoria
    19 julio, 2017 at 4:54 pm (7 años ago)

    Campeona!! No sé de donde sacas el tiempo xa todo, tus hijos y escribir!! Enhorabuena

  2. María
    22 julio, 2017 at 9:55 am (7 años ago)

    Normalmente escribo por las noches cuando duermen o si estoy muy cansada, en los findes que está el padre. Gracias, Victoria!

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