Empieza el verano de verdad…aquel sin campamentos ni nada que se le parezca..ahora estamos en tierra de nadie, ¡ a la aventura!…y te preguntarás seguramente qué hacer con tus hijos en verano. Como muchas me preguntáis cómo lo organizo yo, os voy a explicar lo que llevamos haciendo este mes por si os pudiera servir de algo.

Tengas uno o siete niños lo que está claro es que si quieres que no acaben contigo, tienes que dejar claras las normas (pocas o muchas) que tu elijas desde el día 0. Los niños en seguida lo entienden, pero deben saber a qué atenerse. Las rutinas les ayudan muchísimo a darles seguridad y, aunque sea verano , haga calor y días sin hacer nada especial o, al contrario, dónde todo sea una fiesta continua, debes marcar unos mínimos de límites.

Yo, por ejemplo, les dije que cada uno tenía que empezar a hacerse la cama. Eso quiere decir estirar una sábana. Esto es algo que son perfectamente capaces de hacer niños de 3 a 7 años. Luego puedes ir tú a hacerla mejor, pero yo suelo dejarla para que así valoren su trabajo y después ya antes de acostarles, se la estiro o remeto un poco para que se puedan tapar bien y estar cómodos sin arrugas.

Tras levantarse pronto, cosa en la que son especialistas ellos (entre 7 y 7.45 máximo), desayunan solos y ven un poco la tele. Después llega la sargento de su madre (jaja, soy la mayor de siete, no puedo evitarlo, me encanta mandonear), y a hacer camas y lavarse dientes. Después hacemos algo de deberes, una media hora, no mucho más.  Todo esto se entiende que es lo que hacen los 3 mayores de 3,6 y 7. El peque de año y medio va conmigo todavía y hace lo que quiere que es básicamente ir pegado a mí o jugar por ahí.

Yo cada día de la semana hago una cosa por las mañanas que ahora os contaré, pero por las tardes, tenemos la suerte de tener piscina comunitaria, así que, aunque no es lo que más me divierta del mundo, para ellos es lo más estar con sus amigos cambiando cromos, jugando al fútbol o haciendo, como aquí, la carretilla en casa de mi amiga Estel. A veces hacemos nuestra pisci y otras, vamos a piscinas de amigas. Ruta de piscinas, lo llamamos. Deberíamos formalizar el negocio un día de éstos…

Existen múltiples cacharros varios para jugar en la piscina, si es que no están prohibidas en tu comunidad: churros, flotadores en forma de donut, flamenco o unicornio, aros, tablas…etc , pero al final, nada como usar la imaginación para inventarse ellos mismos juegos y quedarse en remojo hasta quedar como pasillas, arrugadicos, pero felices, oye.

También está la opción de quedarse simplemente en el borde de la piscina mojándose los pies a modo abuela como hago yo, pero eso no es algo que ellos hagan mucho. De hecho, ni siquiera sé cómo aguantó La Menor aquí cogida de imprevisto, pero sean bienvenidos los minutos de paz y sosiego.

Además de piscina que si no tenéis, merece la pena seguramente que vayáis a la municipal para refrescaros aunque sea un poco, está la opción más barata que es la de ir a la playa. Eso para los que viváis cerca de ella, claro está. Os lo dice una que lleva viviendo algo más que una década en Cataluña y acaba de descubrir este mismo verano que no está tan mal ir a la playa con los niños, aunque sea sola sin marido, pero hay que ir.

He descubierto que las playas son mucho más seguras que la piscina, de hecho. Al Cuarto no le da por ahogarse tanto como cuándo baja las escaleras de la piscina y me mira de reojo o anda en círculos alrededor del perímetro de la misma con el suelo todo resbaladizo. Mientras haya bandera verde y la playa no esté masificada, la playa es segura. Con bandera amarilla, la corriente arrastra demasiado y sí que es algo peligrosa y si hay mucha gente es más fácil que se pierdan y eso me agobia un poquillo. En cambio, si vas a playas más bien vacías, es relativamente menos complicado encontrarles en caso de extravío.

Recuerdo que cuando íbamos a Laredo durante toda mi infancia, se perdieron un par de veces alguno de mis hermanos y cuando el otro día perdí por unos segundos a mi Mediano, imaginé lo angustiada que debía estar mi madre entonces.Eso sí, si vas con marido la cosa es mucho más relajada y os podéis repartir y así, uno hace castillos de arena, por ejemplo y la otra está con el  peque o los mayores mar adentro.

Tengo que decir que ni a mi marido ni a mí nos gusta la playa. Para nada, o sea, nos da, casualmente, el mismo asco llenarnos de arena finita por cada poro de la piel y si te da a tí que eres adulto, imagina a toda tu troupe embadurnada de crema en la primera capa y arenilla después, yummy! No, en serio, me da muchísimo asco, pero este año he hecho, hemos hecho terapia de choque y nos hemos manchado a saco y bueno, no es que me guste, pero lo entiendo como un trámite por el que hay que pasar para disfrutar de un agradable día de playa.

Creo firmemente que de pequeña no me hicieron mucha terapia sensorial y esas cosas que están ahora tan de moda porque de lo contrario, no tendría yo estos problemas con mancharme, así que, como no quiero que a mis hijos les pase lo mismo, estamos yendo a la playa. El Cuarto disfruta cantidad, incluso cuando se la come. Madres del mundo, no pasa nada porque vuestros hijos coman un poco de arena, en serio, luego sale por otros sitios y ya está. Fin de la historia. Es medio gracioso encontrarse en los posteriores pañales a la playa montoncitos de arena, pero no pasa nada..keep calm and let them enjoy, (calma y déjales que disfruten) en serio.

Otro plan que hacemos por las mañanas es ir al zoo. Tengo que confesar que no se me ocurrió a mí que no soy nada amante de los animales, sino a mi vecina Cris que me comentó que este año había una oferta en el zoo de Barcelona para sacarse el bono anual familiar, así que la hice caso (y unas amigas más también) y allí vamos una vez a la semana.

En realidad, el zoo no es muy grande y una vez has ido un día, ya te lo conoces para la próxima, pero siempre les hace ilusión volver y recordar dónde está cada animal o simplemente ir al parque que hay dentro que tiene chorritos de agua en vapor, cosa que se agradece mucho en verano. Además, al Cuarto le fascinan absolutamente todos los animales que se muevan. Sí, a veces, con las palomas de la calle o que se cruce un perro ya es feliz, así que imaginaros el subidón de ver flamencos alive.

Nosotros vamos tempranito para evitar las horas centrales de calor y vamos a casa a comer siempre. Alguna vez hemos hecho picnic y comido allí, cosa que les fascina, pero yo soy muy fina y prefiero comer en casa y que luego echen siesta, eso sí. La siesta es obligatoria en esta casa, aunque dure poco, pero ellos necesitan recargar pilas y su madre que está sola con ellos, también. Aunque sea que se queden en el cuarto tranquilitos con el ventilador puesto y leyendo cuentos, pero necesito mi momento de tele, ordenador o echar una cabezadita si es que se alinean todos los astros y duermen a la vez.

Otra mañana la dedicamos a probar nuevos parques. Ir al mismo es bastante aburrido, así que cada día vamos a uno. En Sant Cugat, por suerte, hay muchísimos partes, así que todavía no nos hemos tenido que ir a la ciudad porque aquí ya estamos servidos de parques chulísimos. Una pelota para los mayores, patinete o monopatín y a echar la mañana. Para mí es un peñazo, pero necesitan contacto con la tierra, subir a columpios, desfogarse, cambiar de aires..Nos llevamos fruta y frutos secos de snack y ale, luego a comer a casa tempranito.

Otro plan gratis o low cost que puedes hacer con tus niños es cocinar. Yo aprovecho para enseñarles a hacer mis recetitas sin azúcar como este bizcocho de plátano que me hago una vez a la semana para desayunar junto con mantequilla de cacahuete o anacardo. Se pone todo bastante perdido, pero así echas un rato y ellos practican la psicomotricidad fina y gruesa cascando huevos, por ejemplo.

Como os decía antes, los deberes es algo que intentamos hacer cada día, aunque si algunos días no se puede, no pasa nada, evidentemente. Deberes quiere decir pintar y colorear para unos, hacer sumas y caligrafía para otros, como con estos preciosos cuadernillos Rubio con imagen renovada o escribir simplemente un pequeño diario para el Mayor con lo que le ha gustado más de cada día. Mirad su web porque, por si no lo sabíais, ahora tienen también cuadernillos de inglés y hasta venden material escolar como mochilas, estuches o lápices. A mí me encantan.

Otro plan para hacer los niños, aunque es un poco suicida, pero en mi caso necesario, es hacer la compra con ellos. Cuando tienes uno, es muy idílico lo de ir puesto por puesto en el mercado y enseñarle los nombres de las frutas e intimar con las tenderas, pero cuando vas con cuatro dentro de un carro y quieres comprar en cantidad y la gente te mira entre con cara de pena y susto, vas más rapidito, así que voy a Mercadona, Lidl o Aldi con lista y cagando leches básicamente. En media hora solemos finiquitarlo. No es que tenga prisa, es que quiero reducir las oportunidades de peleas o de que me metan cosas que no quiero en el carro o que me quiten las mías. A veces juego con los dos mayores a que vamos con un dinero justo y tenemos que ir haciendo sumas o restas para ver cuánto nos gastamos. Así practicamos un poco de cálculo mental.

Sólo os he explicado los planes básicos que hacemos nosotros en verano para no gastar. Luego, claro está, podéis ir a museos, cines, pero eso ya sólo será apto para algunos bolsillos. También puede que os gusten las manualidades, pero no es mi caso. En cualquier caso, es una gran oportunidad para conocer más a vuestros hijos y aprovechar para conocer las cosas básicas a través de sus ojos. ¡Feliz verano!

¿Vosotras qué planes hacéis con vuestros niños en verano?

María

2 Comments on ¿Qué hacer con tus hijos en verano?

  1. Mamá en Bulgaria
    26 julio, 2017 at 9:30 am (7 años ago)

    Lo tuyo con 4 son palabras mayores…
    Yo a los míos les llevo a la playa, aquí son muy bonitas aunque a mi me da también mucho repelús la arena y todo el percal. Volvemos siempre como si vinieramos de la guerra. Y en el pueblo de los suegros pueden mirar bichos, jugar con piedras, perseguir cabras…

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