Hola mamis, hoy os quiero hacer la primera parte de una reseña de un libro que ha llegado a mis manos y me ha abierto mucho los ojos. Se llama: » Tu bebé, libre de tóxicos«. Sé que será un post largo y que a muchas os aburra y lo dejéis a medias, pero yo he querido compartir con todas vosotras un post un poquito más aburrido que lo que os tengo acostumbradas, pero que como ya os digo, arroja mucha luz sobre cuestiones varias. Cada uno es libre de hacer lo que quiera luego. 
Cuando vi la portada de “Tu bebé, libre de tóxicos” en seguida me pareció muy interesante el tema. Justo el día anterior había estado comentando con mi marido sobre la idoneidad de que dejara botellas de plástico con agua y las consumiera días después. Tras empezar a leerlo, no pude parar porque, además de ser un libro de rápida lectura, se entiende muy bien.
Su autora, Yolanda Victoria Jordán López no es bióloga ni química ni nada, simplemente una mamá que como tantas de nosotras estamos preocupadas por la salud de nuestros hijos .Y creo que eso es lo que precisamente le da más valor pues supone que una mamá que es maestra de música, se ha tomado el esfuerzo de informarse sobre todo lo tóxico que hay a nuestro alrededor enfocado de cara a los bebés.
Quizás alguna prefiera vivir en la ignorancia y no saber todas estas cosas que le harán cambiar algún que otro hábito, pero el libro ha llegado a mis manos y yo, al menos, no puedo ignorar los hechos que aquí se exponen y que hoy quiero compartir contigo.
A continuación, os transcribo los fragmentos de su libro que más me han impactado:
“Según el Inventario Europeo de sustancias químicas comerciales existentes (EINECS) se tiene conocimiento de más de 100.000 sustancias químicas diferentes presentes en casi todo lo que la industria manufactura:  artículos de higiene personal, ropa, productos de limpieza, los diferentes elementos del hogar e incluso los juguetes con los que tu pequeño juega cada día”. ¡ Madre mía, horror! ¿no?
“Constantemente  se publican nuevos informes sobre sustancias químicas, se revisan y modifican las cantidades diarias admisibles y no hay una única legislación para todos los países”. Eso como os podéis imaginar, nos deja a los consumidores en una situación un poco de indefensa ante tanta sustancia nociva.
La higiene de tu bebé

Si estás esperando un bebé como yo, debes saber que “la piel de tu bebé es fina: se estima que unas cinco veces más delgada que la piel de un adulto en el momento del nacimiento (…) Nuestro cuerpo puede enfermar por la acumulación de pequeñas dosis de estas sustancias que están presentes en los productos que usamos a diario”.
Aunque las marcas hacen controles de calidad, en general “buscan constantemente productos más efectivos y competitivos ( y lucrativos, por qué no decirlo) olvidándose de que muchos de los componentes de sus productos no cuidan nuestra salud.” Y claro, el problema es que nosotros, consumidores, no entendemos bien muchos componentes del etiquetado, así que ahí nos la cuelan.
Por ejemplo, la DIMETICONA que está presente en los champús y lociones anti-piojos con los que rociamos a nuestros hijos infestados en medio de ataques de pánico, ira o resignación  en época de piojos, es decir, todo el curso lectivo, es una “silicona que cubre la piel impidiendo que respire correctamente y expulse toxinas”. Vamos, que lo que pone en estos envases es cierto: que asfixian al piojo, pero lo que no nos cuentan es que si nos descuidamos, nos asfixian a nosotros también. ¿ No os ha pasado alguna vez al aplicar estos productos que os ahogáis un poco? Porque a mí sí. O para que os hagáis una idea de lo corrosivos que son, a mí me estropeó mi anillo de pedida que tuve que volver a platear porque se me quedó áspero, no, como con astillas metálicas hacia fuera que se clavaban. Pues eso mismito estamos poniendo en la cabeza de nuestros hijos. Por eso quizás es mejor volver a los más económicos y más saludables remedios de toda la vida: vinagre y bolsa de basura a la cabeza, sin ir más lejos.
Hay miles de sustancias nocivas, pero yo sólo os voy a hablar de los que más me han llamado la atención del libro porque los he reconocido, no porque sean menos importantes:
Los parabenos presentes en los champús. Esto se aplica tanto a los de nuestros hijos como a los nuestros, evidentemente. Tras varias semanas usando productos anti-piojos a mí se me queda el cuero cabelludo destrozado (ahora entiendo por qué) y con un picor residual que me hace pensar que sigo infestada y me lleva por el camino de la amargura. Creo que fue en la farmacia que me recomendaron usar, después de estos tratamientos tan agresivos, champús sin parabenos, sin sulfatos ni fosfatos, vamos, con lo justo para que te elimine la grasa y poco más, pero que funcionan igual de bien, vaya, aunque quizás no son tan cremosos como un Fructis de Garnier o huelen tan bien como un Herbal Essence.
Según el libro, “muchas marcas están retirando los parabenos porque son sustancias conservantes con efecto antibiótico cuya función es evitar que proliferen microbios en las cremas, por eso son usados en multitud de productos para el aseo, cosméticos e incluso en algunos fármacos”. Imaginaos, mamis, ¡con cada lavado nos estamos poniendo una pequeña dosis de antibiótico! Con razón mucha gente siente la necesidad de lavarse el pelo con una frecuencia muy superior a la realmente necesaria. Al  final , muchas marcas nos hacen que sus productos necesiten usarse casi diariamente y nosotros picamos el anzuelo.
“Las autoridades aseguran que los parabenos no son motivo de preocupación y que estar expuestos a ellos es seguro siempre que se añadan en la concentración correcta estimada en 0,4% o el doble si el producto contiene varios mezclados. Diferentes estudios los han asociado a dermatitis e irritación de la piel o al aumento de la producción de radicales libres que nos hacen envejecer antes”. Ale, ahí queda eso. Ya entiendo por qué mis tres hijos tienen dermatitis atópica. Creo que aun usando productos para bebés de atópicos, les rodean otras muchas sustancias nocivas que perjudican sus jóvenes pieles. A cuántas de nosotras el pediatra nos recomienda no usar suavizante en los lavados de la ropa del bebé para no irritársela, pero pasamos porque la ropa queda tan esponjosita y huele tannn bien. Al menos, yo confieso que a mí me pasa.
El glicol de propileno se utiliza como componente químico de pinturas, barnices y líquidos anticongelantes. En los cosméticos se usa para absorber el exceso de agua y para mantener la humedad (…). Los PEG, así llamados por sus siglas en inglés, suelen dejar la piel muy suave, pero ¡cuidado! Porque estos emulgentes se asocian con casos de irritación de la piel, dermatitis, urticarias y alergias”.  Os animo a que miréis las etiquetas de vuestros geles de baño, champús, suavizantes y maquillaje y quizás os lleváis una sorpresa. Yo lo hice a medida que iba leyendo el libro y me quedé muy decepcionada, la verdad.
“La parafina es un ingrediente también muy poco recomendado. Es un derivado del petróleo y es la base de muchas cremas y aceites para bebés. Cubre la piel tapando los poros e impidiendo la respiración celular (…) En las etiquetas puedes encontrarlos como Petroleum, Microcristalline Wax, Vaseline, entre otros”. O sea, que la vaselina habitual que uso para los labios los suaviza, sí, pero ¿ a costa de qué?
Con este libro he aprendido que los ingredientes vienen en las etiquetas ordenados por su concentración de mayor a menor, aunque es algo que quizás parece obvio. “Si al leer en una etiqueta de un gel de baño:  aqua, sodium, laureth sulfate..STOP!  Este último es un detergente muy fuerte que irrita la piel. Resulta muy barato y por ello se añade a multitud de jabones líquidos y champús para el pelo. De hecho, está presente en 9 de cada 10 productos para el cuidado personal”.  ¿Acaso nos extrañamos entonces de que cuando a un niño le caiga champú en el ojo se queje tanto? ( o a nosotros mismos, vaya, haced la prueba si os atrevéis).
Por todo esto es fundamental “saber qué ingredientes llevan los productos y en qué cantidades”, sentencia la autora de este interesante libro. Jordán López nos aconseja “escoger productos que cuenten con el mayor número de ingredientes naturales (los hay hasta con 100%). Esto deja fuera a muchas marcas que se publican como naturales, pero no lo son”. Así que no os fiéis de un envase que ponga: “con aloe vera”, por ejemplo, porque a saber qué porcentaje es. Todo esto significa, como os podréis imaginar, que los productos serán más caros, pero nadie da duros por pesetas. Como hablaba una vez con una amiga, no es posible que un litro de gel familiar valga 1 o 2 euros, así que lo siento por las que consumíis Hacendado, pero quizás nos engañan con olores a infancia y colores bonitos y llevan más químicos de los necesarios para nuestra piel.

Toallitas de bebé



Ay, yo no quería leer esto porque sabía que me llevaría una gran decepción, pero sí, tienen fenoxietanol, propilene glycol…entre otras muchas sustancias. ¿Acaso nos extrañamos de que con ellas se limpie igual de bien las zapatillas del cole de los niños, una encima o las ruedas del bugaboo, incluso? Por algo será…
Sin embargo, tal y como dice la autora del ibro, no nos asustemos porque todavía quedan muchas marcas de toallitas que no llevan ni alcohol ni perfumes (sí jabón, lo que puede alterar la piel del bebé). ¿Sabíais que son blanqueadas utilizando cloro? A mí me ha dejado anonadada. En realidad hay mil cosas que son blanqueadas a nuestro alrededor, pero justo algo que entra en contacto tan cercano con las partes más delicadas de nuestros bebés…quizás mejor volver al jabón y agua en esponja natural de toda la vida para el cambio de pañal, aunque sea más rollo.
En la próxima entrega continuaré hablando de pañales, como no..os llevaréis más sorpresas, ya lo veréis..¿ Os ha resultado interesante este post?

María

4 Comments on Sustancias tóxicas que nos rodean (I)

  1. Ser Educadora - BRT
    3 diciembre, 2015 at 3:33 pm (8 años ago)

    A ver…. tampoco hay que volverse loco. Yo a mi hijo no le bañé con gel de baño (sin parabenos, sin sulfatos y demás, que de eso ya me encargué yo al comprarlos) hasta casi los 8 meses. Hasta entonces lo bañé con aceite natural de almendras, y tampoco lo bañé todos los días (lo que deteriora la piel) sino cada dos o tres días. Si tus hijos son atópicos los tres es más probable que sea por herencia genética que por los geles, porque a mi me bañaron con el clásico jonhshon de pequeña y no tengo problema, ni otros muchos niños de generaciones anteriores y posteriores. Por supuesto que si una persona tiene cierta tendencia a desarrollar una dermatitis estos productos no ayudan, pero de ahí a que sea la causa principal, yo bajo mi honesta opinión, va un trecho.

    Cuando hice el curso de preparación al parto la matrona nos dijo que nada de usar ambientadores, por ejemplo, y no compramos ninguno aún a pesar de que los baños de mi casa son un horror en algunas épocas del año (por los olores de las cañerías viejas). Tampoco estamos todo el día limpiando la casa y si lo hacemos es con un paño húmedo para evitar echar sustancias extrañas que permanecen hasta 5 años en el ambiente. También fue la misma matrona la que nos recomendó bañar al bebé con aceite hasta bien mayorcito en lugar de usar jabones, y la misma que nos dijo que los champús son totalmente innecesarios en los niños. Luego ya cada uno hace o coge lo que quiere.

    Y los pañales… pues todos salvo, contadas marcas, tienen cloros y otras sustancias para el absorvente y para clarear la celulosa que toca la piel del bebé, para enmascarar olores. Pero no solo eso, nuestras compresas y salvaslips, los tampax que usamos también lo hacen y también lo llevan.
    Vale, hay que tener cuidado con los niños, pero sin darnos a la locura porque de lo contrario solo nos queda vivir en taparabos hechos con hojas en el fondo de una cueva. Que si lo que usamos, que si lo que comemos, lo que nos ponemos (los tintes de la ropa también son tóxicos) y así con todo.

  2. Con M de Madre
    3 diciembre, 2015 at 4:26 pm (8 años ago)

    Muchas gracias por tu comentario.Desde luego que no hay que volverse locos,pero es posible hacer pequeños grandes cambios como lo que haces tú mismamente.De ahí a los taparrabos hay un trecho tb 😉

  3. Miriam Prats García
    5 diciembre, 2015 at 2:06 pm (8 años ago)

    Me ha encantado leer este post porque justo nos acaban de vista los piojos a casa y los productos de toda la vida (alcohol, vinagre,…) son más económicos y naturales. Y justo hace unos días busqué como hacer desodorante casero porque hace tiempo leí la cantidad de tóxicos de aluminio que llevan y su relación con cáncer de mama y alzheimer. Y me ha impactado comprobar lo que dices de los geles y champús de Hacendado! No hay q agobiarse pero sí vigilar un poco más.

  4. Con M de Madre
    5 diciembre, 2015 at 8:41 pm (8 años ago)

    Bueno,bueno,Miriam!desodorante casero es otro nivel ya!enhorabuena!! Y si,nada como las cosas naturales de toda la vida,mas sanas y mas económicas.Sí,es eso:conociendo un poco lo malo q hay en muchos productos ir mas al tanto e intentar cambiarlos por otros,aunque evidentemente,en el caso de las familias numerosas uno puede hacer lo que buenamente puede con su economía.Gracias por comentar!