Esta semana vengo con un post diferente que he querido titular «Slow life». No vengo más que a contaros una experiencia familiar bonita que tuvimos el fin de semana pasado yendo a recoger moras, una actividad tan antigua como la vida misma. Yo no soy muy de campo y bichos, pero mi marido va mucho con los niños al «bosque mágico» , como ellos lo llaman. 

Creo que la idea nos la dieron en el cole cuando nos hablaron del «geocatching» como una actividad para que hiciéramos en familia. Para los que no lo sepáis, consiste en ir a buscar «tesoros» (entiéndase piedrecitas u otros objetos sin valor) por rutas en los bosques que la gente se dedica a esconder para que otros los encuentren gracias a un mapa. Mi marido decidió sustituir las rocas en cuestión por chuches, así que de vez en cuando se los lleva al bosque para encontrar algún chupachup o sugus y con la excusa, salen un poco a dar una vuelta para estar en contacto con la naturaleza.

 María y Pepe, unos amigos nuestros, nos hablaron de ir a coger moras en familia para luego hacer mermelada con lo recogido, así que decidimos ir todos juntos y fue una tarde súper agradable que quiero compartir con vosotras. Las fotos, ya véis: caseras como la vida misma. Aquí las criaturas rogando al padre que le dieran moras para guardar en el tupper. En seguida se involucraron todos y les encantó.

 Esto es sólo el principio. El tupper hay que llenarlo lo máximo que se pueda,así que hay que recoger muuuuchas moras, no nos engañemos y eso significa colaborar todos. No se trata de una competición, sino de ir tranquilamente recogiéndolas.

La Menor disfrutó mucho cogiendo con sus manitas las moras. Las estrujaba sin querer, la pobre, y se las intentaba comer. Les enseñamos a todos que las moras se lavan en casa y no se comen hasta entonces porque si no, tienen polvo y nos las comemos sucias y podemos ponernos malitos.

Y por último, quería contaros a los que no lo sepáis todavía que nuestra familia espera un nuevo miembro para el mes de marzo, si Dios quiere, así que estamos todos muy contentos con esta buena noticia. En breve, os escribiré posts contándoos cómo va mi embarazo.

Y para que veáis el resultado de las moras…tachán!! marido hizo la mermelada, se nos olvidó hacer fotos del proceso, pero aquí está: moras, agua, azúcar y zumo de limón haciendo chup-chup un ratito. Luego cada uno puede colar más o menos la mezcla según quiera la mermelada con tropezones o no. Mi amiga María me dió un tarrito con mermelada que hicieron ellos que estaba bastante líquida, pero nosotros preferimos hacerla más espesa.

Desde aquí quiero darla la enhorabuena pues ella espera su quinto hijo a pesar de todas las dificultades de salud que ello le supone. Su entrega generosa nos es un gran ejemplo. ¡ Familias numerosas al poder! (un día conquistaremos el mundo, os lo advierto..) 😉

Aquí el desayuno que se pega una servidora: tostadas con philadelphia y mermelada casera de moras, una delicia, oye! y mira que yo no era de desayunar mermelada nunca que eso lo veía de «viejos» jaja

Así que nada, queridas lectoras, espero que podáis disfrutar de pequeños placeres de la vida como pasar una tarde tranquila en familia en pleno contacto con la naturaleza o desayunar vuestra propia mermelada. Lets keep it slow...

María

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