No al topless

Aún a riesgo de que haya mucha gente a la que esto no les parezca bien yo tengo que escribir este post sí o sí. El otro día decidimos mi marido y yo ir un día a la playa (el primer y último día del verano) llevando a los niños. ¡Qué no se dijera que viviendo cerca del mar no lo habíamos pisado en todo el verano con los peques! el caso es que, tras lo que pasó, mi conclusión es que no volveremos a ir en muuucho tiempo.

Todo se veía muy bonito desde el coche: los rayos de sol iluminaban el mar que nos devolvía sus celestes destellos, el cielo estaba impecable, la arena se veía clara y suave…hasta que aparcamos a unos tres kilómetros porque no había otro posible aparcamiento. Intentamos bajar a la playa, pero no veíamos ningún acceso posible. A ver, sí, había rocas mortales por si alguien quería descalabrarse bajando, pero eso no nos acabó de convencer llevando el carrito y mil bolsas más. Por cierto, que por muy ergonómico que sea un carrito, he llegado a la conclusión que los carritos son a las playas lo que un pulpo a un garaje: es que no puede ser. En fin, una vez recorrimos otros tantos kilómetros hasta llegar a un acceso apto para carritos, resultó que la arena que parecía tan suave y finita no lo era. El Mayor me debió leer el pensamiento: ¡ qué asco! Sí, es que una que está acostumbrada a las playas del norte pues mira, es lo que tiene. Él dijo que nanai, que él no pensaba pisar esa arena dura, gruesa, llena de conchas, así que a las espaldas de su padre, el cual lo combinó con llevar el carrito hacia atrás mientras su madre y tía llevaban cinco mil bolsas llenas de toallas, bañadores de repuesto, cremas, pañales y mudas de repuesto y comida para El Menor (vamos, como si se acaba el mundo que íbamos de cargadas nosotras).

Cuál fue mi sorpresa cuando nada más llegar a la zona de las «personas», empecé a divisar con gran escándalo la cantidad de mujeres que hacían topless. No es que fuera una ahí y otra allá, no; tampoco es que fuera una playa nudista, pero había mucha gente, en concreto, muchas mujeres porque los hombres bien tapaditos, eso sí. Lo más sorprendente fue madres con niños pequeños de las edades de mis hijos que hacían topless. No es que estuvieran dando el pecho, como yo hice en un momento dado, y que por ello estuvieran casi como las trajo Dios al mundo; sino que lucían todos sus atributos orgullosas bien conscientes de las miradas lascivas que recibían mayoritariamente de un público masculino.

A mí, como mujer me incomodaba, francamente, de los hombres ya ni hablo, pero ¿ por qué mis pobres e inocentes hijos tienen que ver eso desde pequeños? pues lo siento, me niego. Muchas pensaréis que os cómo cuando me ven a mí dar el pecho al Menor. Pues lo siento, pero no es lo mismo: una cosa es que vean a su madre en momentos puntuales dando el pecho de una forma discreta que saben que es para alimentar o consolar a su hijo y otra es que acaben pensando que es algo «normal» que las mujeres enseñen todo en la playa. Como veréis por mis palabras, estoy totalmente en contra del nudismo, si tiene que haber playas nudistas, pues ale que ahí se vayan todos los que compartan esta postura, pero que no inunden las playas «normales», por favor. No sé, que lo señalicen de alguna manera o algo.

Viendo lo visto, mi conclusión es que hoy en día no te puedes ya fiar, así que, si de aquí a diez años decido volver a una playa cuando mis hijos sean lo suficiente mayores para que ir  no sea un suplicio por la cantidad de cosas que hay que llevar, ya me aseguraré de que sea una playa en la que la gente no haga topless. No sé si porque es la costa Mediterránea o qué, pero esto en las playas de Santander, al menos, la que yo he frecuentado toda mi vida, no pasaba sencillamente. En fin, sé que puedo sonar radical para algunas, pero yo lo tengo claro para mí y para mi familia: no al topless.

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