A los hombres les suelen fascinar los coches deportivos, a las mujeres: las joyas. Yo creo ser algo distinta de las demás. De mi madre he heredado la pasión por las papelerías y las farmacias. Ambas me fascinan. Bueno, desde que soy madre, las farmacias más. Me podría pasar horas viendo todos los artículos de puericultura que tienen, sobre todo si la farmacia es grande. Claro que eso tiene un problema evidente: que acabas pensando que todo lo que hay en dicho establecimiento es imprescindible para tus hijos y esto justo me pasó el otro día.

El domingo me entró la urgencia de encontrar una farmacia como fuera porque llevaba ya dos días viendo que El Mayor se despertaba con legañas verdes en los ojos y como ya me conozco de qué va esto, decidí ponerle remedio lo antes posible dándole un colirio que ya le he puesto varias veces: Tobrex. Cuánto antes se le cure, menos posibilidades de que se lo pegue al Menor, (si es que no se lo ha pegado ya).

Así que mientras mi marido me esperaba pacientemente en el coche con los dos peques, fui a la farmacia de guardia de mi localidad que es cómo el paraíso porque es enoooorme y tiene todo lo que puedas imaginarte y más. Para que os hagáis una idea del tamaño que tiene, os diré que hay que coger la vez con un papelito como si una estuviera en la estación de Sants o algo así. Otro dato significativo es que hay unos 8 mostradores. Que sí, que es enorme.

Yo sólo quería Tobrex, pero claro cogí el papelito y me quedaban unos treinta números para que me tocara, así que empecé a deambular por la farmacia y me topé con una nueva marca griega: Apivita se llamaba. Hacen unas mascarillas de lo más originales con productos naturales: con miel, própolis, maracuyá, vino..etc.Cogí dos: una de pepino y otra de rosas para cuando venga mi madre tener una sesión de «chicas» en casa.

Después me fui a la zona de bebés y me puse a mirar cadenitas de chupetes pues la de El Menor tan mona de vintage de Suavinex se cayó por la calle hace poco con chupete incluído y ahí se quedó. Sólo había en rosa, ¡vaya! Entonces miré todas las cremas para niños con pieles atópicas. Es como una obsesión. Las compraría todas. Me sentí tentada a coger una línea de Avene para este tipo de pieles que todavía no he probado. Como era azul clarita me pareció tan mona…sí, lo mío es obsesión con el azul clarito, lo reconozco. Y si no, que se lo digan a Cristina C. la cual se casa en breve y ya sabe de qué pie calzo! jeje! ;P

A continuación, me encontré con una nueva línea de jarabes naturales para niños protagonizados por un simpático «osito sanito». Había distintas variedades: Osito Mocosete, Osito Dormilón, Osito Fortachón, Osito Jalea Real, Osito Defensor, Osito Tripita, Osito Pescado y Osito Comilón. No pude resistirme. Cogí el de Osito Mocosete por razones obvias. Lo mejor es que cuando mi hijo Mayor lo vió, se quedó tan embelesado por los dibujitos del jarabe que aceptó probar un asqueroso mejunje a base de naranja amarga, regaliz negro y no sé qué más porquerías. Lo malo es que al segundo día sólo quiere jugar con la caja y no consumir su contenido.

¡Qué me lío y no acabo con mi visita turística por la farmacia! Todavía me quedaban bastantes números. En la zona de bebés descubrí unas nuevas maletitas muy originales que han hecho para mamás embarazadas. Se llama «mamá casa» y consiste en un pack para regalar los servicios de una matrona para que visite o bien a la mamá recién dada a luz o la que está todavía en cinta. Es un proyecto que me ha parecido muy interesante dado que, por lo que me explicó la dependienta, en la seguridad social las matronas ya no hacen visitas a casas particulares. No me lo compré, evidentemente, porque ya no me hace falta pues mi peque ya tiene 8 meses, pero tomo nota para regarlo a futuras mamás.

Ya al final, en el mostrador, a punto de pagar, veo un práctico stick contra el mal aliento. ¡ Qué curioso!, pienso para mis adentros. «Pero esto no puede ser, si yo venía sólo a por Tobrex! cojo mis mascarillas faciales, mi jarabe del osito mega cuco, el Tobrex, un punto de libro de Mamá casa y un folleto informativo sobre el por qué las lactantes necesitamos oligoelementos. «¡Cóbreme ya, por favorrrr!». Y asustada de mí misma, huyo corriendo al coche dónde mi marido ha aguantado estoicamente media hora mientras yo estaba de shopping cosas súper imprescindibles. No debería volver a esa farmacia…¡ni a ninguna! lástima que sea imprescindible comprar allí las cosas de los niños.

María

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