Todas las tardes cuando voy a por El Mayor a la guardería llevando al Menor en su carrito con patinete con el cual os confesaré que estoy encantada de la vida, paso por una joyería. A veces hasta miro el escaparate sin mucha ilusión. Aquella famosa frase de «Diamonds are a girl’s best friend» no se aplica mucho a mí. Siempre he sido de llevar bisutería barata. Quiero decir, a mis 26 años ¿qué más va a llevar una? ¡que tampoco soy de las del polémico anuncio de Loewe!

Ya me sé de memoria lo que hay: las típicas joyitas de recién nacido (pendientes, medallas, marcos), relojes, toda la colección de Pandora, muebles de casitas de juguete con anillos y pendientes colgados (no acabo de entender muy bien el por qué, imagino que para que parezcan más grandes comparados con algo tan pequeño). Lo que sí que me ha empezado a llamar la atención hace unos años son las joyitas de Swarovski. Tanto le he dado la matraca a mi Señor Marido que, al final, hasta cae algo por Navidad. Eso sí, yo soy de las que va primero, se mira toda la tienda de arriba abajo, se lo prueba todo y luego, tras decidir qué os lo que quiere,no lo compra muy a pesar de la dependienta que le ha acompañado en tan largo proceso, si no que soy de las que se apunta el modelo y el número de referencia de la joya en cuestión en un papelito y se lo da a Marido:» por si no tienes ideas para mi regalo…». A él, como va a tope siempre, le viene esto muy bien, en realidad, pues el pobre no tiene tiempo de ponerse a indagar qué le gustará a su caprichosa mujer.

Siempre me han gustado un tipo de anillos, en concreto, los de diamantitos pequeñitos.Cuando él me pidió casarme con él éramos muy jóvenes. Bueno, yo más que estaba acabando Periodismo, él ya trabaja. El caso es que nuestra economía era de Burger-cine y da gracias! así que el anillo que me dió fue muy sencillo. Él ya me prometió que nunca seríamos ricos, (vaya por Dios, ¿entonces para qué me he casado yo contigo?), pero que estaríamos siempre unidos por Dios  y que eso sería nuestra mayor joya, como el diamantín de mi anillo. Fue una declaración humilde, sincera y salida del corazón, cosa que todavía me emociona al pensar..

El caso es que como se acercaba el día de la madre, yo ya tenía fichado un bolso monísimo imprescindible para mi vida cotidiana y salir a la guarde cada tarde, of course! pero me dijo que me olvidara y que qué me había pensado, que no estaba el horno para bollos. Así que viendo las tristes perspectivas, mi auto regalé el libro de la mamá drama (el cual recomiendo a todo el mundo). ¡Cuál fue mi sorpresa cuando el domingo me vino El Mayor con una caja rectangular envuelta con un lacito a despertarme a la cama! contenía un precioso colgante de Swarovski que me árchi-encantó!!! nunca había pensado que me regalaría nada y menos algo así!!! tras dar besos a todos, me dijo que El Menor también tenía un regalo para mí, sólo que era más pequeño porque, a sus 10 meses, su presupuesto es algo menor que el de su hermano de 25. Así que el Menor me regaló un anillo precioso…otra sorpresa enorme pues era un regalo desorbitado para tal ocasión. ¿ Y todo esto?, le pregunté yo atónita a mi Señor Marido. «Como no te regalé nada cuando nació el último…», me dijo más mono él..entonces me dí cuenta de que por mucho que me gustaran las joyas, mi mayor tesoro era él: mi marido. Ni siquiera mis hijos a los que amo con locura, sino él. Sin él, no habrían existido mis otras dos joyitas.

Muchas madres dejamos sin querer un poco de lado a los maridos al nacer nuestros hijos. La cantidad de horas que pasamos con nuestros pequeños y su dependencia para con nosotros es tal que no nos da la vida para desdoblarnos y seguir repartiendo amor, pero debemos tener en cuenta que sin ellos, sin amarles a ellos primero, no existirían nuestros hijos. En un curso al que asistimos recientemente nos dijeron que nuestros hijos tienen que ver que lo más importante para mamá es papá y lo más importante para papá es mamá. Y es cierto como la vida misma. Tan importante es uno como otro.
Así que cambiando la frase de «your children are the most precious jewels that you will always have around your neck» (tus hijos son la joya más preciada que siempre colgará de tu cuello), me tomo la libertad de modificarla diciendo: «your husband and your children are the most precious jewel that you will always have around your neck» (tu marido y tus hijos son las joyas más preciadas que siempre tendrás en tu cuello). Pues eso, que mi Señor Marido es mi mayor joya y eso no tiene precio.

María

1 Comment on Mi mayor joya

  1. Yo y mis mini yos
    15 mayo, 2012 at 12:54 pm (12 años ago)

    Que bonito y que razón 😉