Quiero aprovechar una inesperada micro-siesta del Cuarto para escribir sobre un tema que pienso hace muuucho tiempo y que creo que os puede ayudar a las madres que os véis en la diatriva de si incorporaros al mundo laboral o cuidar a vuestros hijos durante sus primeros meses o años de vida.

Es cierto que yo nunca he tenido un trabajo fijo al que reincoporarme tras los 4 meses reglamentarios y eso ha marcado, irrmediablemente, el estilo de vida que mi marido y yo hemos elegido para criar a nuestros hijos. Es cierto que yo no he tenido que decir que no a un trabajo que me llevara labrando años. Es cierto que yo me he quedado con mis cuatro hijos en su primer año y medio de vida porque no tenía otra «cosa mejor» que hacer por así decirlo. Es cierto que ha habido días, semanas, meses y años muy duros en los que he deseado tener un trabajo con adultos que hablaran de temas serios y dejarme de tantos pañales, amamantar constantemente a mi bebé y sube y baja al niño del maxi cosi. Es cierto que depilarse con un bebé mientras mama no es lo más cómodo del mundo. Es cierto que ir de compras con un niño demandante es tan estresante que al final acabas por dejar el shopping para otra vida. Es cierto que he ganado mucho peso en estos años de crianza cuál nodriza de las de antes. Es cierto que he descubierto que comía para calmar mi ansiedad y así descubrí que tengo un trastorno de alimentación, tal y como os cuento en este post. Es cierto que me he volcado tanto en mis hijos que hasta llegué a desaparecer yo en el camino y ya ni sabía qué me gustaba y qué no. Es cierto que no me he podido gastar el dinero en lujosas vacaciones ni la ropa ni los tratamientos de belleza que me hubiera gustado, pero nosotros elegimos este estilo de vida que implica que yo no gane un dinero cuidando a nuestros hijos y que haya que cortar por otro lado.

Y aún con todo, ¿sabéis qué? No lo cambiaría por nada del mundo.

Me siento una auténtica privilegiada de poder haber estado con cada uno de mis hijos en esos meses fundamentales para ellos pues como dice mi sabia madre «es una puerta que se cierra y no se vuelve a abrir nunca». Es un lujo poder haberles dado el pecho todo lo que han querido, cuándo y cómo ellos lo han querido y poder haberles alimentado con lo que la sabia naturaleza nos ha dado a todas las mujeres. Es un lujo haberles podido dar de comer como yo quería con un sistema poco convencional, ahora cada vez más en alza,porque así han aprendido tantísimo ellos a ser independientes y descubrir texturas, sabores, olores.. Es un lujo haberles podido cambiar cada uno de sus pañales y eso que es el momento que menos me gusta obviamente, pero es un lujo haberles podido bañar después con toda la calma del mundo y haberles encremado o hecho un masaje diario con sus diferentes aceites con esos olores tan únicos que me evocarán siempre a esos dulces meses de crianza.

Es un lujo haberles podido leer cuentos de texturas, enseñado los ruidos de los animales, haberles llevado a la compra conmigo a ver todo lo que el mundo les depara y aunque, a veces, es un poco estresante llenar un carro en Mercadona con un bebé colgado, creo que es algo que a la larga les servirá muchísimo y agradecerán haber pasado estos meses conmigo. Es un lujo haber podido ver cómo aprendían a hacer croquetas locas, sus primeros intentos de gateo hacia delante o hacía detrás (he tenido hijos de todo tipo).

Soy una auténtica privilegiada de haber estado no cuándo esbozaba su primera sonrisa, sino que he visto cómo brotaba cada sonrisa sincera de esas boquitas de piñón. Soy una auténtica privilegiada de habérmelos podido comer a besos todo lo que he querido mientras sus hermanitos estaban en el cole y haberles dado así todo el tiempo, mimos y cariño que necesitaban de su madre. Soy una auténtica privilegiada de haberles podido dormir cada día en mis brazos o a mi lado en la cama sin importar el tiempo que empleaba en ello porque el tiempo entonces se paraba, no existía, éramos mi bebé  y yo y nada ni nadie más. Soy una auténtica privilegiada de haber podido cambiar mi acelarada vida de antes por un ritmo infinitamente más lento, pero también más atento a descubrir la belleza en una hormiguita en el suelo, una mariquita en una hoja.. en definitiva, a descubrir el mundo a través de sus inocentes ojos.

Y si me repito tantas veces que he sido una auténtica privilegiada y que ha sido un lujo es porque no siempre me lo he creído lo que debiera, pero ahora, viendo las cosas con un poquito de perspectiva, cuidando todavía al Cuarto día y noche y llevándomele a entrenar cada semana conmigo o siendo despertada por un repentino vómito de madrugada  en mi pierna, lo veo así y os lo digo con total sinceridad.

Sé que muchas no os lo podéis permitir por vuestra situación económica, pero yo sólo os digo que si decidíis hacerlo, merece tanto la pena… ellos os lo agradecerán siempre…y vosotras, aunque podáis ir cansadas y agobiadas, en el fondo, también.Así que para mí sí que merece la pena quedarme en casa cuidando a mis hijos.

Creo que una no se sabe lo mujer que es hasta que es madre y descubre esa leona que lleva dentro capaz de luchar a muerte por sus criaturas que ha engendrado y criado. Os animo a que lo disfrutéis al máximo pues estas etapas duras pasarán y dejarán un dulce poso que recordaréis siempre.

¿Cómo habéis vivido vosotras vuestra maternidad? ¿ sentiis que ha merecido la pena renunciar a un trabajo por cuidar a vuestros hijos?

María

7 Comments on ¿ Merece la pena dejar tu trabajo por dedicarte a cuidar a tus hijos?

  1. Vero de La Opinión de Mamá
    15 junio, 2017 at 11:49 am (7 años ago)

    Mi experiencia me dice que fue mi mejor decisión, a pesar de tener un sueldazo, a pesar de haber llegado a lo más alto de mi carrera ( creo que así fue en aquel momento ) y de tener el puesto para el que estudié.

    No lo cambiaría por nada del mundo y aunque ahora trabajo, lo hago desde casa y si he de salir por trabajo, siempre en las horas en las que los peques tienen colegio. Después, cierro la oficina.

    Por mi parte, no me arrepiento.

  2. Maribel
    15 junio, 2017 at 12:58 pm (7 años ago)

    Me ha encantado este post!! Me he emocionado mucho leyendolo, y es que estoy pasando por ese momento de mi vida ahora mismo.
    Yo tb decidí poner en «pausa» mi vida profesional para dedicarme día y noche a mis pequeños. No fue una decisión fácil, ya que supone renunciar a muuchas cosas y «apretarnos el cinturón» ya que, aunque te lo puedas permitir, una casa no se lleva igual con un sueldo que con dos, y sobretodo cuando ya hay niños. Pero es una decisión que tomé yo (con ayuda del papi, claro), y lo decidí así, primero porqué creo q es lo mejor para mis niños, que es un regalo para ellos pasar el primer año de vida junto a su mami, la persona que más los ama, pero tb por mí, porque en estos momentos es lo que yo quiero.
    En fin, cada mama intenta hacer siempre lo mejor para sus bebés y para su casa, y todas las decisiones son muy respetables, yo estoy muy feliz con mis niños en estos momentos. Que experiencia más sacrificada y a la vez maravillosa y reconfortante! ?

  3. María
    15 junio, 2017 at 2:35 pm (7 años ago)

    Gracias a tí por compartir tu experiencia, Maribel. Sé que somos muchas las que pensamos así. Pues sí, es muy sacrificado y toca apretarse mucho el cinturón, que la gente se piensa que una se queda en casa porque le sobra el dinero, pero nada más lejos de la realidad. Es un acto de amor… un beso!

  4. María
    15 junio, 2017 at 2:36 pm (7 años ago)

    Gracias por compartir tu experiencia, Vero. Lo tuyo tiene más mérito porque renunciaste a algo muy grande para tí. Seguro que no te arrepientes. Un beso!

  5. Planeando ser padres
    15 junio, 2017 at 4:53 pm (7 años ago)

    Para mí sí ha merecido la pena. En el momento de tomar la decisión todo eran dudas, y miedos, pero era incapaz de dejar a mi bichilla con 4 meses a cargo de nadie durante todo el día. Ahora no me arrepiento de nada. Con el segundo ya era autónoma y la situación que vivo es muy diferente, pero total, el trabajo que tenía estaba visto que iba a ser incompatible con la maternidad, así es que ya me vino bien verme entre la espada y la pared hace 3 años.

  6. Esther
    16 junio, 2017 at 12:04 pm (7 años ago)

    En mi caso no tuve que renunciar a nada porque estaba (y estoy) desempleada. Renuncié a buscar empleo, eso sí. Mi marido y yo lo hablamos, no queríamos dejar al niño en una guardería siendo pequeño por buscar algo que llevo años sin encontrar.
    Para mi mi hijo es lo mejor de la vida y quiero cuidarlo siempre, no quiero estar ausente, ni quiero llegar a las 20:30 para darle el beso de buenas noches sin haber disfrutado de su día. No quiero.
    Estoy estudiando como puedo oposiciones porque no puedo quedarme de brazos cruzados mientras. El sueldo de mi marido es justito. Nos da para vivir bien, sin lujos ni nada de eso, hay gastos de alquiler y demás. Y me gustaría aportar algo, aunque fuese mínimamente. Pero no quiero renunciar a mi maternidad tampoco. Creo que el proyecto más bonito, satisfactorio y sacrificado y duro a la vez es este: ser mamá.
    Me gusta serlo, no sabía que me gustaría tanto serlo! Me encanta disfrutar de cada día con mi niño. Lo adoro, me ha dado ilusión, ganas de disfrutar más aun y sobre todo me ha dado a conocer el amor puro. Es increíble.
    También tengo que decir que siento una presión social enorme en cuanto a mi situación de desempleo y a que esté cuidando de mi hijo. Es brutal. En serio. A ver, no tengo trabajo porque además en mi ciudad es muy difícil encontrar algo, casi más para las que tenemos estudios! Soy licenciada pero la cosa está mal.
    Daría lo que fuese por encontrar algo que me permitiese trabajar desde casa, más cuando en principio la intención es aumentar la familia. Por más que me estrujo el cerebro no encuentro una idea, algo, que me permita estar con mi hijo y poder ganar un dinerillo extra.
    Es difícil. Me siento bien con él pero también muy juzgada. No os ha pasado??
    Enhorabuena María por conseguir poder estar con tus niños!

  7. Mamacuchufleta
    17 junio, 2017 at 11:44 am (7 años ago)

    Algunas tenéis mucha suerte! Aiiiix yo me quedo con lo más positivo, poder disfrutar al máximo todos los ratitos que estoy a su lado.

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