«Hay dos tipos de padres: los que preparan el camino para sus hijos o los que preparan a los hijos para el camino«. Esta es una de las frases que más me gustó que ví repetidamente en la Granja de las emociones que visité recientemente con un grupo de bloggers.

Aunque también podría deciros que esta es la historia de cómo se piensa una que va a empezar un día en un evento de presentación de un libro…

El Emocuaderno de Cristina Gutiérrez Lestón de la editorial Salvatella

y de cómo, a través de pasar un día en plena naturaleza en Santa María de Palautordera, descubrí mucho más que como al Cuarto le entusiasman los animalitos, me encontré a mí misma.

Cuando veo fotos así, me alegro tanto de poder dedicarme a cuidar de mi peque y disfrutarle tanto… Es intenso, sí, pero sigo pensando que merece la pena descubrir el mundo a través de sus inocentes ojos llenos de sorpresa ante la realidad que le envuelve.

Lo dicho, que íbamos allí todas las bloggers que nos juntamos ese día con la idea de por qué se presentaba un libro en una granja con animales. No nos casaba nada la idea, pero es que íbamos muy desencaminadas. Tan sólo la Mamá Psicóloga parece que se había informado de qué hacían exáctamente en esta granja tan «peculiar» (en el buen sentido, por supuesto) e iba algo preparada. No es lo mismo leerlo a que te lo cuenten . Nosotras pudimos experimentarlo de primera mano y así os lo quiero contar yo a vosotras, aún a riesgo de desvelaros los «secretos» de los métodos de la granja pues creo que es una experiencia digna de que todo el mundo la pruebe.

En esta granja, en cuanto uno aterriza tiene que cambiar el chip con el que viene de la ciudad y relajarse, disfrutar con todos los sentidos y dejarse llevar y guiar por los grandes profesionales que en ella se encuentran.Así, en una prueba como ésta, por ejemplo, uno tiene que cruzar de un lado al otro, cosa aparentemente fácil, pero cuando uno se sube, la cosa cambia. De hecho, yo me subí y pensé inmediatamente qué era muy difícil. Pero, en realidad, me sorprendí a mí misma.

Es cierto que fui la última de mis compañeras en subir y eso ya me daba algo de ventaja pues sabía de lo que iba. Mientras nos agarrábamos a esas cuerdas evitando caernos y avanzar, Cristina, la autora del libro, así como otra monitora con resabida experiencia iban comentando cosas de nosotras.

Así, cuando me tocó a mí, me sorprendió muchísimo que dijeran que tenía una gran capacidad de concentración. Es algo que me dejó pensando y luego me dije que claro, ¡cómo no iba a tenerlo con mis cuatro peques! Yo, antes de ser madre, necesitaba un silencio absoluto para estudiar, trabajar, pero una vez tuve a mis hijos, me he ido acostumbrando a trabajar y a hacer todo tipo de tareas con mil ruidos y distracciones de fondo. Como ahora, que escribo mientras mi marido ve la televisión, por ejemplo. O cuándo cocino mientras el niño berrea o repaso sumas mientras oigo cómo se pelean los dos medianos. Este es mi día a día, así que no me costó mucho sortear esta prueba que al principio me parecía tan complicada.Y esto es algo que nos pasa muchas veces en la vida: que antes de empezar una actividad nos autodestruimos pensando en lo difícil que va a ser, en que no voy a ser capaz de llevarla a cabo..y eso no es el mejor comienzo, desde luego.

Como nos dijeron en la presentación de la granja, uno tiene que buscar sus propias fortalezas. Así es cómo ellos trabajan con su personal: no le dicen en qué es malo, qué debe mejorar, sino todo lo contrario. Dejan que cada uno descubra a lo largo de un tiempo de prueba en qué destaca para potenciar eso al máximo y dejar así a un lado las debilidades que ya se tratarán una vez la persona haya ganado confianza en sí misma.

Así que nada, así, sin proponérmelo aquí estoy yo aprendiendo grandes lecciones de vida para aplicar luego en la educación con mis hijos. Si alguien cree en nosotros y nos lo hace saber, ¿ qué no seremos capaces de hacer?

No podemos dejar que el miedo nos paralice porque, como bien me dijo Cristina antes de hacerme tocar un caballo porque le dije que me daba miedo, «el miedo es falta de conocimiento». En estos momentos de mi vida tan cruciales para saber que hago con mi futuro profesional me veo con muchos miedos porque es un terreno nuevo y desconocido para mí, pero aún así, hay que zambullirse en la piscina y coger al toro por los cuernos y a tirar para delante sin miedo.

Esta es un poco la línea educativa que es la filosofía de la granja y ha quedado plasmada en el Emocuaderno, una interesante y práctica herramienta para poder seguir practicando las emociones en nuestros hogares.

«Queremos que nuestros hijos tengan una sana autoestima, empatía, confianza, seguridad, honestidad, responsabilidad, generosidad, capacidad de esfuerzo, fortaleza interior, asertividad, optimismo, proactividad, que sepan trabajar en equipo, comunicarse positivamente…etc, pero ¿cómo lo conseguimos?» El Emocuaderno nos da precisamente las claves del CÓMO HACERLO.

El autoconocimiento puede ser algo doloroso y desagradable, pero es un camino necesario que todos debemos recorrer de manera individual.

Gracias a este libro «los niños y los padres pueden entender lo que sienten, lo que les pasa por dentro, porque cuándo lo entienden, ves cómo de repente les cambia la mirada y cambian dócilmente su comportamiento». Cristina nos explicó que, tras años dedicada a tratar con niños, se dió cuenta de que el sistema no funcionaba para dar ciertas respuestas que los niños necesitaban y por eso se puso a investigar maneras de solucionarlo y así, gracias al fruto de su esfuerzo durante años, ha salido este práctico cuaderno para trabajar desde casa.

«En todos estos años nunca había visto tantos niños con tantas carencias emocionales, hablo de miedos, de bajas autoestimas, de inseguridad y de una aceleración tan exagerada que parece que corran por la vida en vez de vivirla«,asegura la autora del Emocuaderno. Esa es precisamente la frase que nos dijeron al entrar en la granja: que viviéramos la granja y a mí me dio qué pensar. La verdad que tras mi paso por ahi, estuve varios días reflexionando sobre muchas actitudes de mi vida y es por eso que os lo recomiendo a todos los que viváis cerca que vayáis o si no, que compréis su libro.

Cristina es autora también de «Entrenar para la vida», «Palabras de niño» , «Sí, puedo, Sí, puedes, sí, podemos» y «Cuentos para que los niños se duerman y los padres se despierten». Además, gracias a una pulsera que tienen que pone precisamente el título de ese libro: «Sí, puedo» le recuerdo cada día a mi hijo más conflictivo que de él depende si quiere portarse bien ese día porque él sabe cómo hacerlo. Algo simple, pero efectivo.

En la granja organizan actividades para las familias los fines de semana, colonias familiares el mes de agosto (que deben estar ya llenas, si no recuerdo mal), comidas de fin de semanas para AMPAS, excursiones y colonias escolares todo el año, campus de alto rendimiento deportivo, formación de educación emocional para profesores y empresas y stages y excursiones formativas de educación emocional para jóvenes.

Nosotras pasamos un día inolvidable emocionalmente hablando, ¿os animáis a probarlo vosotras con vuestras familias también? yo creo que merece la pena para lograr que los ojos de vuestros hijos brillen más.

Gracias a todas las chicas de Boolino por hacer nuestra estancia más agradable y por las fotos y a todo el personal de la granja que nos atendió con la ternura de unos padres.

 

María

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