Este verano hice sondeo de temas sobre los que querías que escribiera y éste era uno de ellos. Pretendía haber escrito el post en verano jactándome de cómo me organizaba para trabajar en verano cuidando a los cuatro niños y embarazada, pero al final tuve que dejar el mini-trabajo que tenía a distancia porque me fue imposible compatibilizarlo todo, la verdad. Así que como es de sabios rectificar, aquí vengo con mi humilde post sobre cómo me organizo en general, pero eso sí, sin trabajar fuera de casa (que dentro una no para). Eso lo dejamos para cuándo la Quinta sea ya un poquito mayor y estén los cinco en en cole que ya he aprendido la lección que no se puede llegar a todo, que el día tiene 24 horas y una, dos manitas solamente.

Simplemente os voy a explicar cómo me organizo a diario que a mí me funciona para estar en armonía, pero evidentemente es sólo una de las millones de maneras de hacer las cosas (tantas como familias existen), cada uno en sus circunstancias sabe cómo hacerlo mejor. Yo he cambiado cosas también desde que tuve mi primer hijo a ahora que espero a la Quinta.

Para empezar os diré que no soy de improvisar y que me gusta planificar mucho y con relativa antelación  (mi vecina Cris dice que debí nacer alemana en otra vida). Al saber que mis energías son limitadas y más en épocas demasiado largas que no se duerme bien por un bebé o por estar agotada por el embarazo, tengo que hacer prácticamente el mismo horario que mis hijos porque si no, no llego.

Mi marido llega a casa muy tarde cuando todos duermen, a menudo, incluso cuándo yo ya estoy dormida, así que desde que vuelvo del cole a las 5,30 os diré lo que hago. Nótese también que no hacemos extraescolares. Lo probé un año con uno sólo y fue tan estresante que me niego a repetir semejante lío logístico para que un solo niño tenga 50 minutos de una actividad mientras su madre se queda dando vueltas con los demás gastando dinero en una cafetería en lo que son muchos meses de frío. Y ojo, me encantaría que la niña hiciera ballet y los otros fútbol o rugby y no será que no me lo piden a menudo, pero no nos da ni la economía ni la logística siendo yo una a punto de parir que en breve será un bebito.

En el cole nos explicaron en una charla hace años que era bueno que tuvieran algunas rutinas parecidas a las que siguen allí en cuanto a orden y limpieza, así que las intento trasladar a casa y desde que son pequeñitos les enseño a que cada uno cuelga su mochila en su pomo nada más entrar por la puerta y que los zapatos ( a menudo con medio kilo de arena del patio), afuera al balcón dónde pueden vaciar la arena en un cubito (lo cual les va también muy bien para su psicomotricidad fina).

Después viene el lavarse manos y bocas porque en el coche les he dado algo ligero de merendar como tortas de arroz o maíz con o sin chocolate. Al llegar a casa les dejo tomar un vaso de leche y una pieza de fruta, pero nada más porque cenamos prontito y no quiero que se les junte la merienda con la cena.

Yo me pongo en seguida a hacer deberes con los dos mayores en la cocina mientras voy haciendo la cena mientras los otros dos peques pululan por ahí. No les puedo atender más, así que a veces la lían y tengo que salir por si se ha escapado un pis, caca o se han pegado o mil cosas más. Eso sí, os seré muy sincera y hace justo dos semanas he contratado a una persona para que me ayude tres horas por las tardes porque mis fuerzas físicas no dan para más desde la semana 32 de embarazo aproximadamente. Me ha costado mucho tomar esta decisión porque me gusta valerme sola y no depender de nadie, pero creo que una tiene que reconocer sus límites y si te ves tan desbordada, más vale pedir ayuda a tiempo antes que explotar con tus hijos, cosa que no es justa para ellos. Pero vamos, que las rutinas no han cambiado un ápice.

De 5.45 a 7 juegan o bien en la zona comunitaria (que a día de hoy es bañarse en la piscina todavía) o si no, juegos en el salón.

A las 7 se empiezan a bañar (los dos mayores ya se duchan solos) y a las 7,30 cenas, 8 lavarse dientes y cuentos y la idea es que a las 8,30 se van a la cama. Luego están con un poco de cachondeo hasta las 9 o así, pero porque venimos del verano todavía un poco relajados. En cuanto anochezca antes, espero volver a conseguir lo de acostarse a las 8,30, aunque al Mayor le dejo quedarse leyendo un rato en su cama porque no tiene sueño, pero el Mediano se duerme antes.

Cada uno es responsable de su ropa y eso quiere decir, echar a lavar lo que toque y lo que no, colgarla en perchas. Todavía lucho porque no aparezcan camisas arrugadas en sitios insospechados, pero ahí estamos. Ahora es más fácil porque tienen menos ropa. En cuanto empiece el frío hay que añadirle abrigos y americanas a los niños mayores.

Y ya está, cuándo les acuesto a los peques, les cuento siempre uno o varios cuentos antes y me duermo con ellos. En cuanto puedo, me escabullo y salgo a cenar y ver la tv un rato antes de caer muerta.

Por las mañanas tengo que decir que madrugan mucho (porque se han acostado pronto), así que a las 7 están en pie pase lo que pase. Yo no conozco la famosa frase de «les levanto a las..X». Ellos siempre nos levantan a nosotros y me temo que es nuestro sino. Los tres mayores ya se van solos a jugar al salón y se preparan el desayuno ellos solos. Hasta el pequeño, si me apuras ni necesitaría de nosotros porque sus hermanos mayores le llenan si no un bol con leche y cereales.

Vamos sobrados de tiempo por la mañana porque vivimos a 15 min en coche del cole y no entran hasta las 9, así que hay mañanas que hacen croissants con mi marido (os lo prometo!!!), otras simplemente se bajan a la panadería y compran una barra y hacen bocadillos ellos mismos para todos. Creo que es buenísimo que aprendan a hacer pequeños encargos. Uno, bocadillos y otro, camas. A la niña todavía le dejamos un poco de margen porque es la que más le cuesta arrancar por la mañana. A las 8,45 como tarde se van por la puerta de casa con mi marido y es cuándo yo cierro la puerta y respiro aliviada porque empiezan mis «vacaciones sin niños» y puedo poner lavadoras, cocinar tranquila, escribir en el blog o lo que sea. En breve, tendré un bebito acompañándome en mis tareas matutinas y habrá que darle el pecho a demanda, cambiar pañales, bañarle tranquilamente y hacerle masajitos, salir a pasear y hacer algo de ejercicio, así que se acabarán mis mañanas tranquilas, pero eso es un lujo que no dura mucho tiempo y seguro que lo disfruto muchísimo porque es una etapa muy dura por la falta de sueño, pero muy dulce también.

Fotografía: Luciana Hoffmann

Así es todo, familias. ¿Cómo os organizáis vosotros?

María

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